Por Josep Guijarro
Seguir a @josepguijarro
Bajo la apariencia de ángeles o de dioses, una inteligencia alienígena podría haber inspirado nuestras creencias. Hoy les llamamos Padre, Madre, pero ¿quiénes eran realmente? Cuando adoramos a las imágenes religiosas… ¿a quién estamos rezando? ¿Hay evidencias de que “nuestros visitantes” hayan influido en nuestra cultura o intercedido en los asuntos del hombre?
Millones de personas peregrinan cada año a la Basílica de Montserrat para venerar a su virgen negra, una imagen misteriosa, que según recoge el historiador Pedro de Burgos en una relación que data 1550, fue descubierta gracias a la intercesión de unas misteriosas luminarias. Sucedió una noche de finales de abril del 880. Tres pastores de la vecina localidad de Monistrol avistaron una misteriosa luz que bajaba del cielo y se detenía cerca de una pequeña cueva situada en la ladera de la montaña, al tiempo que escuchaban una suave melodía.
Montserrat: enclave ovni
No se trata de una simple leyenda. Lo prueba la inscripción grabada en un retablo del siglo XIII, que antiguamente estaba a la vista de todos, en el claustro gótico que impulsó el cardenal Giuliano della Rovere, a la derecha de la puerta principal y que, para evitar que se estropeara, fue trasladado al dormitorio más alto de la obra. Ignoro si aún sigue allí. En todo caso el texto fue transcrito a la “Historia de Montserrat (888-1258)” de Benet Ribes i Calaf y en él leemos que “en el tiempo del primer conde de Barcelona Vifredo el Velloso, en el año 880 fue hallada la imagen de Madona Sancta María (…), por tres pastores que vieron un sábado descender del cielo una luz cegadora mientras oían una gran melodía.”
El texto sigue relatando como durante cuatro sábados consecutivos se repitieron los misteriosos fenómenos, siempre en la misma dirección, señalando el mismo punto en la montaña. Finalmente, un grupo de siete hombres optó por dirigirse hasta este lugar y resolver el misterio. Allí, en lo que hoy se conoce como la Santa cova, hallaron una gruta natural en la que reposaba, envuelta de luz y resplandor, una imagen de una virgen negra que desprendía un agradable olor. Los lugareños trataron de trasladar aquella talla antiquísima, escondida de los musulmanes iconoclastas, hasta la vecina localidad de Manresa pero, sorprendentemente la imagen, a medida que caminaba la comitiva, se fue tornando cada vez más pesada hasta que resultó imposible continuar la marcha. En ese punto se erigió la ermita de Santa María, donde aún hoy puede ser contemplada.
¿Qué era aquella extraña luminaria que se dejó ver cuatro sábados consecutivos con precisión milimétrica? ¿Es posible que bajo la apariencia de luces, ángeles o dioses, una inteligencia extraterrestre se empeñe en modelar las creencias de los humanos para crear religiones?
La Misteriosa llum de Manresa
Efectivamente y un ejemplo de la injerencia de estas entidades es el episodio protagonizado en la iglesia del Carmen de Manresa (Barcelona) una noche de 1345.
Cualquiera que visite hoy el museo municipal de esta localidad catalana podrá leer el acta levantada por el notario Pedro Pulcrosolano (nombre muy apropiado para un notario minucioso), el 13 de marzo de 1345 que da fe de una sorprendente historia que ha dado origen a la fiesta de La misteriosa llum.
Para entenderla habrá que retroceder otros seis años atrás, cuando nace un conflicto de intereses entre el obispo de Vic, monseñor Galcerà Sacosta y los manresanos quienes, desesperados por la sequía, pretendían construir una acequia desde el río Llobregat hasta Balsareny. El problema radicaba en que el trazado de ese canal de agua discurría, en algunos de sus tramos, por las tierras del obispo quien viendo amenazados sus intereses particulares se opuso en cuerpo y alma a las obras hasta que el “milagro” de la luz le convenció de lo contrario.
Los hechos tuvieron lugar el 21 de febrero de 1345, alrededor de las siete de la tarde. Mientras los fieles estaban concentrados en la iglesia del Carmen tres bolas de luz entraron por uno de los ventanales de la iglesia y, sin romperlo, cruzaron todo el recinto ante los atónitos testigos para detenerse en la capilla de la Santísima Trinidad y unirse allí en una sola bola que ascendió hasta la nave principal de la iglesia y salió despedida hacia Montserrat. Para colmo las campanas repicaron solas, empujadas por una fuerza invisible.
¿Tiene alguna explicación racional este fenómeno? ¿Qué era esta “luz celestial”? ¿Un ángel? ¿un ovni? o, por el contrario, ¿un fenómeno atmosférico todavía desconocido?
Los meteorólogos han descubierto la existencia de un fenómeno eléctrico, denominado rayo globular que se manifiesta de improviso, y tiene forma esférica u ovoidal. No supera los 30 centímetros de diámetro y su luminosidad es variable. A pesar de que se han documentado observaciones de estos rayos globulares en estaticidad, lo usual es que efectúen rápidos movimientos que, en ocasiones, llegan a superar los 100 Km./seg. ¿Fue un fenómeno de este tipo lo que sorprendió a los feligreses en la iglesia del Carmen? Si así fuera, ¿cómo explicar que no rompiera nada y que se detuviera en lugares muy concretos de la iglesia, como obedeciendo a una inteligencia?
Los rayos globulares suelen terminar en explosiones y el escrito notarial no menciona ruido alguno. Tampoco indica que nadie percibiera olor de ningún tipo y es usual que, a causa de la ionización del aire, un fenómeno plásmico como este ocasione un gran tufo a Ozono. Otra de las razones que descarta la hipótesis racional es la misma duración del fenómeno. Los rayos globulares no tienen más que unos segundos de “vida” y parece que la luz que penetró por el rosetón de la iglesia del Carmen lo hizo para deleitar a la multitud de fieles que se habían dado cita allí.
Más documentos notariales
El episodio de “La misteriosa llum de Manresa” guarda, asimismo, un gran paralelismo con otro fenómeno que tuvo lugar tres siglos más tarde en Olesa de Montserrat. También tenemos noticias del mismo gracias a otra acta notarial a la que tuve acceso a través del archivero de la parroquia, el amigo Xavier Rota. Es una de las referencias protoufológicas más antiguas de la Península Ibérica:
Habla de, al menos, dos fenómenos luminosos que fueron contemplados por numerosos testigos por largo espacio de tiempo, coincidiendo con los últimos rayos solares aquel lejano 3 de julio de 1642 y que debieron consternar a los lugareños para que quisieran inmortalizarlo en un documento notarial. El texto nos aporta la duración de los fenómenos; 15 minutos para el primero y más de una hora para el segundo, lo que descarta un posible origen meteorológico.
Las extrañas luces, como ocurriera en la leyenda de la Moreneta, se manifiestan también en la proximidad de grutas y desaparecen generando una gran luminosidad en los alrededores. Por si fuera poco también se dividen en una maniobra que nos recuerda a la misteriosa “llum de Manresa” ¿Cuál es la naturaleza de estas misteriosas luces?
Desgraciadamente no disponemos de una respuesta convincente, sólo podemos constatar que la presencia de estos fenómenos continúa aún hoy vigente, desafiando a la ciencia.
Romerías ufológicas:
Lo constatamos cualquier día 11 de mes. A partir de las 11 de la noche, haga frío o calor, llueva o nieve, un nutrido grupo de aficionados a los ovnis se reúne en el término de Santa Cecilia de Montserrat, en un rellano anexo, frente a la Roca Foradada para avistar luces en el cielo.
El promotor de estos encuentros es el contactado Luis José Grífol. Nació en Barcelona el 12 de julio de 1944 y desde niño ha profesado un gran respeto y devoción hacia la montaña y su virgen. Grífol es profesor mercantil, diplomado en comercio exterior y organizador de sistemas informáticos, se trata, pues, de un hombre de buena cultura, habla ocho idiomas y sus experiencias, junto con una impresionante colección fotográfica, propiciaron su presencia, el 19 de julio de 1983 en la Cámara de los Lores de Inglaterra donde disertó frente al UFO Study Group.
En sus cuarenta años de experiencias no tan sólo ha conseguido convencer a centenares de personas de sus contactos sino popularizar, aún más si cabe, el nombre de Montserrat, para muchos un auténtico santuario ufológico.
Grífol explica que “cuando empecé a verles era un recién casado con dos niñitos que lo único que buscaba era el disfrute propio y la sana satisfacción de la relación con amigos y parientes. Al descubrir esto -prosigue-, yo me había, como tantos otros, apartado de la religión y con la experiencia volví a recordar la gran verdad, es decir, los valores que dimanan de los individuos, los valores auténticos y convergentes con todas las religiones del mundo y que se resumen en: amar a Dios por encima de todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.
El proceso de Grífol ha sido gradual pero significativo y su método de contactación, el mental-visual, ha creado escuela. Según sus propias palabras este método consiste en formular en voz alta pensamientos y frases que serán confirmados desde lo alto por impresionantes trazos luminosos. No han faltado críticos que han hablado de meteoritos, de fraude en las fotografías e incluso de secta pero nada de esto ha evitado que el numeroso grupo de asiduos disfrutara de la paz y del contacto bajo un manto de estrellas.
Ovnis y apariciones marianas
Los especialistas Joaquim Fernandes y Fina d’Armada han llegado a la conclusión de que los ovnis y las apariciones marianas tienen mucho en común estudiando las apariciones de la Virgen de Fátima (Portugal), en 1917.
¿Cómo describirían tres niños iletrados de un país católico y supersticioso como era entonces Portugal a un ser del espacio? Posiblemente como la Santísima Virgen.
De hecho, Fina d’Armada reconoce que la “aparición” nunca les dijo que ella fuese la Virgen. Cuando Lúcia le pregunta a su “visión” quién es, ésta responde sin mover los labios: “Quién soy y qué quiero te lo diré más adelante”. Todo lo relativo al contenido de las apariciones -incluidos polémicos mensajes proféticos de Fátima- le fueron inculcados a Lucia do Santos en Pontevedra mientras estaba al cuidado de los padres Jesuítas. Así lo afirma, entre otros, el especialista Carlos Fernández.
Hasta su llegada a la capilla de las apariciones de Pontevedra Lucia declaró que, "en las estampas que he visto, Nuestra Señora parece llevar dos mantos. Si yo supiera dibujar –y si supiera no sería capaz de representarla tal cuál es, porque es imposible, lo mismo que hacerlo con palabras–, pondría solamente una sencilla túnica, lo más blanca posible, y un manto que baje desde la cabeza hasta el borde de la túnica; y como tampoco podría dibujar su luz y su belleza, quitaría todos los otros adornos, menos un hilo de oro que bordea al manto. Este hilo resaltaba como si fuera un rayo de sol, que brillaba extensamente. La comparación no dice nada de la realidad; pero no sé explicarme mejor". La cabeza parecía cubierta por un manto transparente, (¿podría ser un casco?) y sobre el pecho algo que emitía una luz intensa. La Iglesia entendió que se trataba del Sagrado Corazón o al Corazón Inmaculado de María pero estas descripciones de objetos brillantes en el pecho o en el cinto, abundan en los casos de humanoides catalogados por los ufólogos.
Hay un dato más. Cuenta Fina d’Armada que, semanas antes de que tuviera lugar la primera de las apariciones a Lúcia do Santos, un grupo de espiritistas que aseguraba estar en contacto con seres de “otros planetas” anticipó lo que iba a pasar en un anuncio encabezado como 135917… ¡sorprendente!
A la luz de estas nuevas revelaciones, Joaquim Fernandes se pregunta si lo que vieron los 70.000 fieles y curiosos que se dieron cita ante la Cova de Iria en la llamada "danza del sol" (definida así porque el astro rey, -o una luz que se le parecía- se movía de forma impropia en el firmamento) no sería, en realidad, un ovni.
Parece que el hecho –ignorado por muchos- de que las ropas de los testigos se secaran al paso de aquella luminaria aquel lluvioso día, confirma que el “prodigio” tenía que ver más con los ovnis que con los designios de Dios… si es que no son lo mismo.
También el zumbido escuchado por los presentes nos trae a la memoria los “sonidos melodiosos” que escucharon los pastores de Montserrat… ¿Qué pudo producirlo?
La respuesta, tal vez, se halle en los trabajos de Hodking quien demostró que las células producen y absorben diferentes iones en el proceso metabólico. Según este biólogo galo, un campo electromagnético intenso de alta frecuencia, como las microondas, podría ser capaz de producir en el cerebro ciertas "alucinaciones" visuales i/o auditivas que explicarían estos "sonidos".
Su ensayo corrobora los estudios del oficial de la armada de los Estados Unidos James McCampbell, para quien este tipo de sonidos se percibe, directamente, en el cerebro. Las experiencias clínicas demuestran "como ciertas personas pueden sentir la energía de una frecuencia de radio modulada y la interpretan como un zumbido".
A la luz de todos estos datos se diría pues que, desde la más remota antigüedad una inteligencia “extraterrestre” se ha empeñado no sólo en tutelarnos sino que podría estar detrás de la génesis de muchos cultos y religiones, entre ellas, también la católica.