miércoles, 22 de mayo de 2013

¿En qué creen los científicos?

¿En qué cree usted aunque no pueda probarlo? Esta sugerente pregunta fue formulada por el escritor John Brockman a 120 científicos de élite.
Brockman pretendía dar respuesta a una inquietud interior, ¿tienen los científicos lo que Diderot llamó “espíritu de adivinación”, es decir, podrían suponer las grandes mentes de nuestro tiempo conocer la verdad antes de que hayan evidencias o argumentos para probarlo. Los resultados son todavía visibles en internet, en www.edge.org aunque son sólo el inicio. Brockman pretende que medios electrónicos como Google o periódicos impresos como el New York Times se sumen a la iniciativa y alimenten una base de datos con respuestas.
Brockman asegura que los científicos piensan y se preocupan por otros campos más allá de sus especialidades así como en conocer y comprender los límites de la ciencia.
La encuesta, qué duda cabe, nos ayuda a comprender los pensamientos íntimos de los científicos; así, por ejemplo, el físico teórico Lee Smolin duda de que el Big Bang sea el principio del tiempo. “Tengo la fuerte sospecha de que nuestra historia se extiende mucho más atrás”- escribe el científico.
De forma parecida su colega Lawrence Krauss intuye que “hay un número enorme, tal vez infinito de universos, y algunos pueden estar experimentando Big Bangs en este momento”.
De las 60.000 palabras reunidas por edge llaman la atención las de Craig Venter, conocido mundialmente por su iniciativa privada de secuenciar el genoma. Para él, “la vida en nuestro planeta ha evolucionado a partir de microbios llegados del espacio” o las del físico Paul Davies que considera que “la vida bulle en el universo, y que por razones más bien trascendentes es capaz de conectarse con los mecanismos básicos del cosmos y resonar con el orden matemático oculto que lo hace funcionar”. Toda una declaración de principios./JOSEP GUIJARRO

viernes, 10 de mayo de 2013

Viajando en el tiempo

La teleportación, esto es el transporte de objetos, animales o personas de un lugar sin necesidad de recorrer un determinado espacio, desconcierta todavía a investigadores y escépticos. Mientras estos últimos hablan de leyendas urbanas, los primeros han recogido nuevos y desconcertantes casos que desafían los postulados de la física actual. 

Por Josep Guijarro



Sucedió en noviembre de 1991. Al recordarlo todavía me embarga una sensación de irrealidad. Viajaba en automóvil por la Autovía del Sur con dirección a Agüimes. Al volante del Renault 5, Asunción S., una mujer que había protagonizado un espectacular episodio de teleportación que tuvo lugar en la misma carretera por la que ahora circulábamos, en la isla de Gran Canaria.
Su aventura se inició a principios de los 90. Tras dejar a los niños en el colegio, Asunción emprendió el regreso en coche a La Garita, en el término municipal de Telde. El día era claro y todo discurría con normalidad hasta llegar a la curva de deceleración de la autopista. Allí –de súbito- penetró en un denso banco de niebla. A partir de aquel momento sus recuerdos se tornan confusos. Cuando recupera su conciencia se halla lejos de la autopista, a unos 40 Km. en un bello paraje conocido como la Caldera de los Marteles, en lo alto de un cerro. No sabe cómo llegó allí. Al otro lado, un automovilista golpea insistentemente el parabrisas del coche interesándose por su estado. Se encuentra bien pero no tiene ni idea de cómo ha llegado allí o por qué el vehículo está detenido entre la calzada y el arcén, con el capó muy caliente y con el depósito recién repostado. Su confusión es total. Mira en su bolso. No faltaba nada, si acaso sus recuerdos, y el tiempo ¿Cómo podía haber llegado hasta la cumbre en tan poco tiempo? ¿Qué estaba pasando? De ello hablábamos cuando dejamos atrás el Cruce de Arinaga para internarnos por una carretera secundaria que había de dejarnos en Agüimes. La noche era clara y la temperatura agradable. Nada hacía presagiar lo que a continuación ocurrió. Fue al tomar el desvío –una pronunciada curva que da acceso a la C-812- cuando nos invadió una sensación extraña. Los faros iluminaron “por segunda vez” la placa informativa que pocos segundos antes habíamos dejado atrás. Nos miramos extrañados para, a continuación, echar un vistazo a nuestros relojes. ¿Cómo era posible que pasáramos de nuevo por el mismo lugar?
Vacilé. ¿Un Déjà vu? En ese caso, ¿lo compartimos ambos al mismo tiempo? Era todo muy extraño.
Decidimos hacer un cambio de sentido y recorrer de nuevo los últimos kilómetros para comprobar que la indicación no estaba duplicada… La perplejidad se apoderó de ambos cuando comprobamos que no era así y tampoco el paisaje se repetía: ¿habíamos sufrido un “salto” hacia atrás en el tiempo y el espacio sin tener conciencia de ello? Suspiro al recordarlo.

Algo más que leyendas
El fenómeno de la teleportación desafía abiertamente las leyes de la física, la termodinámica y el espacio-tiempo al trasladar, instantáneamente, de un lugar a otro, cosas y personas. Los escépticos sugieren que estos relatos son meras leyendas urbanas, expresiones confesas de la imaginación humana cuyos antecedentes deben ser hallados en el género de la ciencia ficción, como en Star treck donde sus protagonistas se teletransportan desde su nave "Enterprise" hasta los más variados planetas en un abrir y cerrar de ojos. Pero, para asombro de propios y extraños, un equipo de físicos de la Universidad Nacional de Australia anunció a finales de 1998 que habían desmaterializado un rayo láser en un sitio y lo materializaron en otro, a un metro de distancia. El líder del proyecto, Ping Koy Lam, afirmó entonces que existía semejanza entre lo que alcanzó su equipo y el teletransporte de la popular serie televisiva aunque, la realidad aún está a años luz de lograr desmaterializar humanos para transportarlos a otros lugares. El primer paso se dio en 1993 cuando la teletransportación se convirtió en uno de los temas más candentes entre los físicos en mecánica cuántica después que un laboratorio de IBM, en Estados Unidos, ofreciera la posibilidad teórica de alcanzarlo.
El fundamento radica en que cualquier objeto físico, incluyendo a los seres vivos, esta formado por cierto número de átomos y una determinada disposición. Un objeto podría ser totalmente descrito o "refabricado" reproduciendo el tipo y disposición exacta de todos y cada uno de los átomos que lo constituyen. Para lograrlo, no es necesario transportar, en el sentido clásico, las partículas, sino que sería suficiente transmitir velozmente la información (por ejemplo mediante ondas luminosas) y reconstruirlo, en el destino deseado.
La tecnología actual no permite por el momento tamaña hazaña pero ¿es posible que la Naturaleza misma pueda generar un fenómeno semejante?

Tormentas del tiempo
En su libro Viajando en el tiempo la prestigiosa investigadora Jenny Randles señala que muchos episodios de teletransporte se inician con la entrada de sus protagonistas en un banco de niebla de difícil catalogación, suele estar a ras de suelo, de noche despide luz y su color varía del verde/amarillo al rojo. En su interior, además, suelen producirse fallos eléctricos o escucharse zumbidos que no necesariamente deben tener su origen en el fenómeno extraterrestre.
Es el caso del famoso matrimonio Vidal quien, viajando por la ruta N II desde Chascomús a Maipú (provincia de Buenos Aires, Argentina) penetró en un espeso banco de niebla. Al salir de él, la pareja descubrió con asombro que se encontraba en ciudad de México y que habían transcurrido 48 horas desde su entrada en la nube.
Desde su publicación en el diario La Razón del 3 de junio 1968, el caso se ha convertido en todo un clásico. La mayoría de periódicos de Buenos Aires difundieron el acontecimiento y, en ediciones sucesivas, aportaron noticias cada vez más detalladas sobre el incidente aunque –curiosamente- ninguno logró establecer contacto con sus protagonistas.
Sencillamente se esfumaron y, con el paso de los años, el incidente se asentó como una leyenda urbana.
Sin embargo el suceso tenía su explicación. El escéptico argentino Alejandro C. Agostinelli dio con la solución al misterio en 1996 cuando entrevistó al cineasta Aníbal Uset. Éste reconoció haber fabricado la noticia con la ayuda del periodista Tito Jacobson y de otros amigos vinculados al mundo del espectáculo para promocionar una comedia cinematográfica titulada Ché OVNI. El testigo que “había dado la cara” era su ayudante personal y actor de reparto del film, Juan Alberto Mateyko, hoy un conocido animador televisivo. Punto y final.

¿Fenómenos naturales o intervención ET?
Aunque el caso Vidal resultó ser un fraude, una leyenda urbana de descomunales proporciones (casi en todas partes del mundo hay unos “Vidal” teletranportados) lo cierto es que en Argentina han tenido lugar acontecimientos reales muy remarcables que han sido asociados –generalmente- a la presencia de OVNIs. El que sigue me fue referido por mi amigo, el psiquiatra Néstor F. Berlanda, que ha estudiado docenas de relatos en su país. Para colmo sus protagonistas se apellidan Vidal. Tuvo lugar el 10 de febrero de 1995. Estos son los hechos:
La familia Vidal se dispone a salir de pesca desde una ciudad de Río Negro a la bahía de San Blas. En los asientos delanteros de la furgoneta Renault Traffic se acomoda el matrimonio formado por José y María Angélica, y en los traseros, su hijo Julián y un sobrino.
El viaje es largo. Cerca de las dos de la madrugada repostan en una estación de servicio ubicada a las afueras de San Antonio Oeste, sobre la ruta Nacional 3. Allí llenan el tanque y deciden seguir viaje hasta Viedma. Pero José, que conducía el vehículo, es presa de un irresistible sopor. Tanto es así que poco después decide detener el vehículo para dormir un rato. Lo hace sorteando unos yuyos que se alzan junto a la calzada, en un lugar desde donde son visibles las luces del puerto de San Antonio.
María Angélica recuerda haberse quedado dormida mirando un "lucero" y otra "estrella muy grande" que estaba junto a él. Al cabo de un rato José se despierta sobresaltado. Por la ventana percibe que ha sucedido algo extraño. No es capaz de reconocer el lugar donde se encuentra. Mira el reloj, son las cuatro de la madrugada, habían transcurrido ¡dos horas! desde la cabezada. Le pregunta a Julián y éste no puede localizar tampoco los yuyos altos que habían sorteado para estacionar. Sin poder comprender lo que sucede, José pone en marcha la furgoneta y prosigue la ruta. Está perdido, no sabe en qué parte del trayecto se encuentra ni cómo ha llegado hasta allí. La respuesta vendría poco después en forma de señalización. Un cartel indicador les deja estupefactos: CONESA, es decir, a más de 90 Km. de donde habían estacionado para dormir, en la carretera Nacional 250.
¿Qué había ocurrido? Berlanda y su colega, el psicólogo Juan Acevedo tratarían de recomponer el suceso desde el prisma de una abducción. Se da la circunstancia que María Angélica soñó con seres de aspecto humanoide mientras dormía en el vehículo. También descubrió con asombro que tenía unas extrañas marcas circulares en su brazo izquierdo, muy cerca del codo. Julián las poseía igualmente en su espalda. Definitivamente “algo” extraño ocurrió durante sus dos horas perdidas.
Los investigadores argentinos averiguarían por el procedimiento de la hipnosis que una luz sumamente intensa inundó todo, produciendo un intenso calor. Sin poder precisar cómo, los ocupantes abandonan la furgoneta y flotaron hacia la luz; "mi sobrino iba primero, de espaldas, yo y Julián flotábamos verticalmente, José flotaba por debajo de nosotros, pero de costado" –recuerda María Angélica.
La mujer siente como, de repente, es tendida en una superficie fría. Percibe agujeros en un fondo oscuro por los que se filtra la luz. Está oscuro pero puede alcanzar a percibir cuatro "nenes, lindos, peladitos, de ojos muy grandes y oscuros" que parecen tranquilizarla, la acarician con unos dedos extremadamente largos, su piel es de color gris claro. Tras ser examinada, es descendida de nuevo por la luz. Entonces ve la furgoneta desde arriba. En su interior todos duermen. La luz se apaga y acabará despertándose igual que los demás.

Viajes interrumpidos
La asociación entre el fenómeno OVNI y las teleportaciones se remonta a los años sesenta. En esa década empiezan a conocerse los primeros casos de abducción. El más célebre es el protagonizado en New Haphsire por el matrimonio Hill y contado con todo lujo de detalles en el libro que lleva por título El viaje interrumpido, de John G. Fuller. Los ufólogos advertirán pronto que en estos episodios se producen frecuentes escamoteos temporales y que, ocasionalmente, los secuestrados son “depositados” o “devueltos” a lugares diferentes de donde abducidos.
En este sentido es significativo el caso de Julio Platmor que conducía por La Pampa argentina al volante de su camioneta Fiat, el 9 de agosto de 1983, cuando una luz intensa se abalanzó hacia él desde lo alto. Instintivamente se llevó las manos a la cara. Al quitarlas descubrió que se hallaba en el interior de una habitación iluminada. Está sentado en una especie de sillón de odontólogo, suspendido en el aire, sin apoyo alguno.
Detecta a su alrededor la presencia de cuatro seres de complexión atlética y de poco más de metro y medio de altura. Sus ojos son saltones, su boca pequeña y apenas son visibles su nariz o las orejas, pegadas al cráneo. Tras un examen físico en el que los misteriosos seres proceden a la extracción de sangre por uno de sus brazos es devuelto a la camioneta.

En ese instante se da cuenta que le faltan su reloj, su pullover y su campera. Sus manos están pegadas al volante pero el vehículo no está donde lo dejó sino a unos 19 Km. de donde empezó su experiencia.

Zonas ventana
Aunque muchas abducciones transgreden parámetros espaciales y temporales no pueden ser incluidas como teleportaciones. De hecho existen sucesos documentados mucho antes de las primeras observaciones de OVNIs. Lo usual es que el “traslado” se produzca al entrar en una zona de perturbación espacio-temporal que adquiere la forma de una nube.
Estas “nieblas”, según deducen los estudiosos Michael Persinger y Ghislaine Lafrenière, están relacionadas con materiales geológicos altamente conductores que durante periodos de gran actividad solar se cargarían eléctricamente generando campos magnéticos capaces de generar fenómenos luminosos en la atmósfera, de ahí la asociación con los OVNIs. A estas zonas se las ha denominado “ventanas” y están diseminadas por toda la geografía mundial. En España, por ejemplo, destaca La Mussara. Hoy es sólo una villa en ruinas, situada en el término municipal de Vilaplana. Llama la atención su derruida iglesia en cuyo interior es frecuente encontrar pintadas de tipo satánico.
El pueblo fue abandonado durante el siglo XX. Se ha dicho falsamente que una epidemia de filoxera devastó los cultivos de la comarca y los pueblos fueron paulatinamente desalojados. La razón real tiene que ver con la despoblación de las áreas rurales y con un misterioso personaje apodado "lo millonari" que especuló con la posibilidad de edificar allí. En 1962 se fueron los últimos habitantes.
Durante años ha corrido el rumor entre los vecinos de las localidades próximas que La Mussara es una suerte de puerta dimensional, de entrada a otros mundos. El investigador Joseph Suñé da cuenta, por ejemplo, de una masía abandonada, cercana al pueblo, que guarda en su interior una piedra de gran tamaño. Se dice que todo aquél que la pisa ingresa en otro plano dimensional.
Carles Estaller sufrió algo parecido cuando se perdió inexplicablemente durante horas en la zona de Los Castillejos. Carles conoce perfectamente la zona y su prima Rosa, que aquel día le acompañaba, también. Eso no evitó que recorrieran durante horas caminos desconocidos por ellos hasta entonces y que jamás han vuelto a reconocer.
El caso más significativo ocurrió, sin embargo, en octubre de 1991. Fue protagonizado por Enrique Martínez Ortiz, un buscador de setas que se “esfumó” ante el asombro de tres amigos que le acompañaban. Ni las batidas efectuadas por los vecinos, ni la intervención de los perros adiestrados, ni los 200 soldados de Los Castillejos, sirvieron para despejar el paradero de este joven de 37 años que sigue desaparecido.
Y es que algunas de las denominadas desapariciones inquietantes se han relacionado con teleportaciones fallidas que ejecutaron la primera parte de la acción, es decir, la ida, pero no se repitieron las circunstancias para el regreso. Están, finalmente, quienes enmarcan este inquietante fenómeno dentro del ámbito psíquico. Quienes así lo defienden no dudan en relacionar la teleportación con las bilocaciones religiosas. Cualquier intento por hallar un patrón de personalidad entre sus protagonistas han fracasado. A pesar de ello Charles Fort ya escribió en 1931 que “me parece que la teleportación existe, y que a veces son los seres humanos los que la provocan, la mayor parte de las veces de modo inconsciente”.

4 HIPÓTESIS PARA UN MISTERIO
Al abordar las teleportaciones es obvio que nos ocupamos de anomalías relacionadas con el tiempo y el espacio. En menor cuantía, también, se han detectado problemas gravitacionales y sucesos paranormales.
Leyenda Urbana. Los más escépticos aseguran que las teleportaciones son creaciones de la mente humana, la influencia de las creaciones de ciencia ficción o rumores inconfirmables que, con el paso del tiempo se asientan en el sustrato cultural de los pueblos como una leyenda urbana. El ejemplo más conocido es el Caso Vidal.
Tormenta en el tiempo. Así denomina Jenny Randles a los resplandores difusos o nubes brumosas descritas por los protagonistas de las teleportaciones. Esta anomalía de la Naturaleza estaría asociada a campos eléctricos y gravitacionales capaces de generar efectos fisiológicos y alteraciones en nuestra conciencia.
Zonas Ventana. David Fideler observó que habían zonas geográficas donde era más frecuente que sucedieran estas anomalías espacio temporales. Las denominó zonas ventana. Pueden aparecer en los lugares más insospechados del planeta y parecen constituirse en el foco de toda clase de fenómenos extraños.
OVNIs. Desde los años sesenta existe una íntima relación entre los casos de teleportación y las abducciones. Casos como el de Fortunatto Zanfretta en Italia que era trasladado a lo alto de Monte Marzano en cuestión de segundos o el de Dionisio Llanca, presentado en 1973 por el ufólogo Fabio Zerpa, han terminado por hacer de la teleportación una palabra del lenguaje ufológico.

jueves, 2 de mayo de 2013

Científicos rusos trabajan en la máquina del tiempo

Los viajes en el tiempo podrían dejar de ser un dominio exclusivo de la Ciencia-ficción. Así lo creen, al menos, Irina Arefyeva e Igor Volovichdos, dos doctores de ciencias físicas y matemáticas del Instituto de Steklov de San Petesburgo, en Rusia.
"Los Principios teóricos modernos de la física matemática permiten la posibilidad de viajar en el tiempo", explica Volovich.
Uno de los modelos de trabajo de la hipotética máquina del tiempo es el denominado agujero de gusano, es decir, un túnel de espacio-tiempo que lleva a otro tiempo o espacio. Estos dos científicos rusos consideran seriamente que el Gran Colisionador de Hadrones (LHC en sus siglas en inglés) se pueden utilizar para viajar en el tiempo. Sin embargo, esto sólo será posible cuando se empiece a trabajar a plena capacidad y deje de romperse "La probabilidad de formación de un agujero de gusano en el Large Hadron Collider (LHC) en la frontera de Suiza y Francia es comparable a la probabilidad de ocurrencia del propio agujero negro, que puede ocurrir cuando las partículas choquen con alta energía." -explicaron.
En su anillo de 27 kilómetros los científicos están tratando de colisionar haces de protones acelerados a casi la velocidad de la luz. Como era de esperar, este dispositivo proporcionará nueva información acerca de las partículas y fuerzas que actúan en el espacio, así como se reproducen las condiciones que existían inmediatamente después del Big Bang dio origen al universo.
Después de poner en marcha el colisionador, la gente estaba asustada con un posible agujero negro gigante capaz de tragarse la Tierra. Sin embargo, los científicos tranquilizaron de inmediato a la población aduciendo que, en caso de una colisión de partículas en el acelerador, los agujeros que pueden aparecer serían microscópicos o tan grandes que se podrían utilizar como una herramienta práctica para viajar en el tiempo.
Pese a todo, hay que admitir la diferencia entre el envío de un fotón a un grupo de turistas crononautas. ¿Se puede llegar a otra galaxia o a otro universo? ¿Pueden viajar al pasado?
En términos de propiedades físicas la entrada del agujero de gusano es muy similar a la entrada del agujero negro. La diferencia es que puedes volver.
Dado que el LHC está diseñado, en sentido figurado, para crear una parte del espacio en la Tierra, entonces se puede utilizar para obtener la energía oscura.
Esto también es un detalle importante de la creación de la máquina del tiempo. Otra condición necesaria para hacer funcionar la máquina es distorsionar el espacio y el tiempo por lo que se cierra en un anillo. Y el LHC es capaz de eso.
"Este fenómeno de la física se conoce como curva cerrada de tiempo" y, según explica el profesor Arefyeva, "permite, al menos en teoría, volver al pasado".
Para hacer realidad la máquina del tiempo, los científicos destacan la necesidad de que el LHC alcance al menos la capacidad de diseño (en la actualidad se está trabajando en la mitad de su capacidad).
Centro de Investigación y Desarrollo del Consejo Europeo de Investigación Nuclear (CERN), prometió que el LHC comenzará a funcionar como se espera en septiembre de 2013. Entonces quedará claro si los físicos rusos tenían razón en su solución de los problemas más intrigantes de la humanidad.