Sóc un ciutadà de Catalunya. Parlo, penso i somnio en català. He fet xerinola pels menuts amb “Rialles”, he dictat conferències a Òmnium Cultural, col•laboro eventualment a Catalunya Ràdio i TV3; He conegut a Josep Plà, la Nuria Feliu i m’agrada la música de Lluis LLach. Sóc doncs un català convençut, defensor de la nostra identitat i singularitat com a poble tot i no ésser un catatlà químicament pur, doncs sóc fill d’un Andalús –que, per cert, se li desfeia la boca parlant de Catalunya- i d’una mare catalana, d’arrels republicanes i militant socialista. Però la reflexió que vull fer, necessito fer-la en castellà. Perquè igual que els independentistes fan servir l’anglès per demanar “freedom for Catalonia”, (i ho fan en anglès per ser escoltats a Europa) és lícit que jo vulgui fer-ho en castellà per tal de que m’escoltin arreu d’Espanya, que és casa meva.
Nadie podrá acusarme de ser un hombre de mentalidad cerrada, ya que llevo casi 30 años defendiendo fenómenos “intangibles” (para las mentes racionalistas) y tratando de despertar conciencias a otras realidades, pero el “divorcio” al que me empujan los irresponsables líderes independentistas, alentados por sus serviles medios de comunicación, me entristece y me asusta. El “divorcio” –quiero aclarar- no es entre Cataluña y España, pues nunca se “casaron” (salvo que quieran considerar una boda, la unión del Reino de Aragón y de Castilla, en la que Cataluña era entonces sólo un condado) sino entre los catalanes partidarios de seguir en España y los secesionistas (sin ninguna lectura peyorativa).
Yo no soy político ni pretendo hacer política, soy de los que creo en la libertad y de los que respeta los sentimientos porque me siento ciudadano del mundo y reclamo el derecho a vivir en paz. No es difícil entender, por tanto, que no me seduzca nada la idea de haber nacido en un lugar y morir en otro distinto sin haberme mudado de casa. Y, a lo que me conduce la irresponsabilidad de los políticos, tanto catalanes como castellanos es a decidir dónde quiero morir, si en España o en el “extranjero”, eso sí, sin moverme de casa.
El 11 de septiembre de 2012 me conmocionó la multitudinaria manifestación de Barcelona. Supongo que a muchos de los que me leéis ahora también. Una cantidad ingente de personas pedía en las calles la independencia de Cataluña, un fenómeno social digno de estudio que escenificaba –según los expertos- la desafección de la relación Cataluña-España y viceversa. Ni me toca ni quiero ahora analizar las causas que nos han llevado hasta aquí. Quiero reflexionar primero sobre si corresponde únicamente a los catalanes o no decidir “su” futuro.
Entrecomillo el posesivo porque no es, como nos venden los voceros pro-independencia, que esto sea un “divorcio”. Si Cataluña hubiera tenido alguna vez un estado propio que se anexionó a España me callaría, pero nunca se ha dado el caso. Esto –si se me permite la comparación- es una “cirugía” de alto riesgo, es como separar a dos siameses que comparten órganos vitales para seguir viviendo. Nadie puede negar la singularidad, el hecho diferencial, la identidad de los catalanes pero esos sentimientos nacieron pegados a un Estado Español que -reconozcámoslo- ha hecho bandera del anticatalanismo como vivero de votos.
Antes de continuar, déjame que te cuente que mi padre fue víctima de una maldita enfermedad llamada artereoesclerosis. Las isquemias en sus venas nos llevaron, primero a ver como le amputaban un dedo, después medio pie, luego vino un ictus… y llegó el día en el que, lo que le tenían que amputar era una pierna entera. Su movilidad, por tanto, con 73 años iba a verse notablemente reducida. No sé lo que harías tu pero mi familia se reunió y JUNTOS, tomamos la que creíamos mejor solución.
Esto es igual. La independencia debe ser considerada por todos los españoles. Como los siameses de mi ejemplo dependemos los unos de los otros. Cataluña no tiene –aunque lo pretende- infraestructuras de Estado y, España, por su parte, se vería lastrada sin esa parte tan importante de su economía un 19% del PIB y de parte de su territorio. Es una decisión que nos corresponde a TODOS los españoles, no sólo a los catalanes que, por demás, nadie nos ha explicado con claridad los contras de una eventual independencia.
Los economistas (los gurús de nuestro tiempo y así nos va) sólo nos cuentan las ventajas… Pero, ¿en qué contexto? Pues en el de un nuevo estado de la Unión Europea, asumiendo que la gestión nuestros impuestos será del 100% y entendiendo que las multinacionales y empresarios continuarán sitos en el territorio. Sin embargo, ¿alguien ha tenido en cuenta que esto no pueda ser así? ¿Qué pasaría si nos vetan la entrada a Europa, los empresarios huyen despavoridos y los capitales se van de Cataluña? Seremos “la Nació Catalana, però estarem ben cardats”.
Esta incertidumbre es la que me mata. ¿Están los catalanes preparados para unas eventuales elecciones? No. Nadie nos ha explicado con claridad los pros y los contras, nadie nos ha proporcionado una hoja de ruta a seguir y ya hablan de elecciones, plebiscitos y referendums.
La gente piensa que votando la "independencia" va a tener más dinero, más trabajo, más seguridad... y eso está por demostrar porque NADIE, incluido el Parlamento Europeo puede asegurar que Cataluña sea un nuevo estado de Europa. Si llega a serlo tendrá que ser con la ayuda de España, para más inri. Así que confianza poca.Yo no quiero más fronteras, no quiero más pasaportes, ni sentirme perseguido ni marginado por mi forma de pensar ni de hablar. Eso quedó atrás hace más de 30 años.
Si no tenía bastante con la maldita crisis económica, con la prima de riesgo, con la corrupción de políticos, banqueros y promotores inmobiliarios, ahora me toca ponerme a pensar en “quimeras”, que diría su Majestad, y decidir donde quiero morir, si en España o l'Estat Català (que fue tan fugaz como el president Companys, el que lo declaró subvirtiendo las leyes de su época y como ahora pretende hacer unilateralmente la Asamblea Nacional Catalana).
Hoy el president Mas se ha reunido en Moncloa con Mariano Rajoy. Como era previsible la reunión no ha ido bien. Pero es que no podía ir bien porque ambos parten de posiciones inamovibles. Uno iba a Madrid con el eufemismo del "pacto" fiscal como paso previo a la independencia y seguir fomentando que España nos expolia, nos roba y nos agrede. El otro, parapetado en la Constitución que puede hacer y deshacer Merkel pero no los españoles, iba a cerrar filas en la indivisibilidad de España. Miren, lo que tenían que hacer es trabajar no por la "identidad" sino por el trabajo, la sanidad y la educación.
La Constitución que tanto defienden desde el nacionalismo español fue pensada en un estado autonómico (que nos ha permitido avanzar y vivir bien) que diera paso a una España federal asimétrica (de la que, como los denostados socialistas soy un firme convencido) que podía encajar las diferencias y sensibilidades de cada lugar y buscar puntos de unión, que son muchísimos, pese a lo que digan. En cualquier caso, la reunión de hoy, escenifica aquella frase que reza, lo que mal empieza, mal acaba. Yo os pido. Quiero morir en el mismo lugar donde nací.
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Josep,genial artículo,en él tratas lo que tendriamos que mirar todos los españolea que,aunque no hayamos nacido en la misma comunidad,nos debe mover un mismo sentimiento,el de hacer el trabajo unidos,siempre sumar es mejor que restar y sin embargo los políticos con su palabreria nos están abocando a lo segundo.Que pena que con su forma tan absurda de gobernar nos vaya separando de dia en dia y eso tendria que hacernos reflexionar,¿es lo que realmente quiere el pueblo español o lo que nos quieren imponer ellos?,yo,como tú,quiero morir donde nací y no donde ellos quieran.
ResponderEliminarMuchas gracias Josep. Me parece un texto precioso. No soy catalana, no se como se siente siendo natural de alguno de los territorios históricos, pero tampoco soy excluyente. No me parapeto detrás de ningún nacionalismo pero me gusta entender, comprender ....
ResponderEliminarFelicidades Josep,me parece el tuyo un comentario muy lúcido, ante tanto descabezado, hacen falta mentes claras y sensatas, soy gallega y amo mi tierra, de la que me fui a los catorce años, primero en Madrid hasta los 25 y desde entonces en Catalunya, me siento española, pero quiero a Catalunya y desde siempre me ha parecido que el pueblo catalán es uno de los mas manipulados del estado español, todos somos manipulados, pero los catalanes lo son doblemente, tanto por los políticos del estado central como por los catalanes, CIU es la derecha pura y dura, igual que el PP, por consiguiente, tiene que buscar un espacio y lo encontró en el catalanismo, el catalanismo es el gran enemigo de Catalunya, es su talón de Aquiles y créeme que lo siento muchisimo, amo esa tierra y amo a esas gentes, nunca tuve problemas de idioma ni de convivencia, allí donde yo esté que nadie critique a Catalunya, pero es necesario recapacitar con sensatez.Un cordial saludo.
ResponderEliminarSin paraules...aixo no ho sap la majoria dels que van surtir al carrer aquet dia...
ResponderEliminarJo soc catalá y tambe espanyol, i aixo no cal que ho digui ningu, es com ho penso, com crec que soc.
Dicho esto, hablando se entiende la gente, cuanto bien nos iría sin estos políticos que nos parasitan, unos con el sí, otros con el no, pero todos, TODOS, lucrándose a nuestra costa...
Eres grande Josep. Sigue así.